¿Te ha pasado? Tu papá se molesta porque llegaste 10 minutos tarde. Tu abuela no quiere comerse la sopa. Tu mamá repite la misma anécdota por tercera vez en una hora Parecen berrinches de niños, ¿verdad? Pero en realidad es algo muy distinto. No es que se vuelvan niños, es que la vida les da varias vueltas
Imagínate:
- Pierden control sobre su vida. Otros deciden su comida, sus horarios, hasta cuándo bañarse. ¡Es normal que se rebelen!
- El mundo cambia muy rápido. Las redes sociales, los pagos digitales, hasta el control remoto les puede parecer complicado.
- Extrañan a sus amigos, a su pareja, su rutina de antes.
- Se sienten invisibles. Cuando los tratamos como "abuelitos frágiles", les duele.
Lo que en realidad nos quieren decir
Cuando tu mamá se queja del calor por décima vez, lo que quizás está queriendo decir es:
"¿Podemos hablar? Me siento sola".
Cuando tu papá rechaza la comida que le preparaste con amor, quizás está diciendo:
"Extraño sazonar mi propia comida,extraño sentirme útil".
Pequeños gestos que marcan la diferencia
- Dales opciones, aunque sean pequeñas: "¿Prefieres la camisa azul o la blanca?"
- Inclúyelos en tareas simples: Pelar verduras, doblar la ropa, regar las plantas.
- Escucha de verdad sus historias repetidas. Para ellos, ese recuerdo es un tesoro.
- No los corrijas si se equivocan. A menos que sea importante, déjalos ser.
- Tócalos más: Un abrazo, una caricia en el hombro.
Ellos nos enseñaron a vivir, nosotros aprendemos a acompañarles
Recordemos siempre:
- Nos tuvieron paciencia cuando no controlábamos esfínteres.
- Nos repitieron las letras una y otra vez hasta que aprendimos a leer.
- Aguantaron nuestros berrinches adolescentes.
Ahora nos toca a nosotros devolverles esa paciencia con intereses.
La próxima vez que tu ser mayor te haga sentir que estás tratando con un niño: Respira, sonríe y dale lo que realmente necesita: tu presencia, tu paciencia y tu cariño incondicional. 💙